domingo, 31 de marzo de 2013

Instantánea


El invierno más largo de mi vida. Las nevadas marcaban el paso de los días, que a veces permanecían inalterables, cubiertos con una fina capa impermeable de atemporabilidad. 


Era una de las facetas que más me fascinaban del crudo invierno aquí. Su facilidad para congelar los instantes, para captar un estadío del paisaje y mostrarlo eterno e inmortal ante nuestros ojos.

Ahora los copos iban cubriendo lentamente los alrededores de la casa. 


El silencio existente era un perfecto compañero para ese ritmo natural con el que la nieve se arremolinaba antes de posarse. Pero aún más perfecto era el dulce y claro sonido del piano, que resonaba en el interior, 
meciendo aún más todavía 
la  nívea lluvia antes mis ojos.

2 comentarios:

  1. Un momento mágico como pocos. La lluvia, la nieve y las estrellas tienen un extraño e hipnótico poder sobre nosotros.

    ResponderEliminar
  2. Te doy toda la razón... Sobre nosotros y nuestra manera de sentir pasar el tiempo.

    ResponderEliminar