las hojas que son escombros
o retales inservibles de tela"
El dolor como una práctica indeseable
como una sutura mal hecha
como síntoma de infección,
que ha empezado a emponzoñar
los pensamientos más livianos y simples.
Lucho contra las lamentaciones por inmodificables
las frustraciones autoinflingidas
y la querella victimista del desencanto.
Voy por donde quiero, ando con mis pies, arrastro la arena y la gravilla, y me quito un chino del zapato,
yo,
que elegí aquella playa
aquel barro
y aquella pared vertiginosa.
No voy a ser quejumbre ni plañidera de oficio.
Reñidme si lloriqueo.
No dejéis tampoco vosotros que me convierta,
en una de esas caras mustias del ascensor.