domingo, 28 de octubre de 2018

(A)cercamiento


El pelo es de todos los colores,
y todos quieren arrancar un mechón,
y hay manos como paraguas abiertos,
despidiéndome del cielo.

No sé más que sentarme y taparme los ojos,
las orejas, las orejas mejor, con los ojos cerrados,
como si pudiera acercarme así a la muerte,
a lo que a mí me parece que ofrece:

El término de la afrenta pasivo-activo,
caída a cámara lenta del pensamiento
hasta apenas un duermevela de consciencia.
La mandíbula suelta, las cejas en una playa,
un desvanecimiento sin estaciones.


¿Por qué no dejáis que mi piel
mude su añoranza?
Cada color devuelve las horas viejas
que no viví, pero que me pertenecen
desde los albores, colocando arneses
a mi corazón, poseyendo los espejos,
alimentando la agonía porosa de las paredes,
tumbando mi silencio.

La melancolía arrastra los coches, los postes,
los bancos, las cabinas obsoletas.
Todo lo arrastra a golpe enmudecido.
El desastre ocurre mientras tengo
los ojos apretados, las orejas ensordecidas,
la frente fruncida y los labios escondidos.

miércoles, 29 de agosto de 2018

Trino


Rozas el frío, pero también otras sensaciones térmicas,
cuando apagas el trino de tus ojos.

El bosque te tragó y pasaste unos meses en el hueco de una higuera.
Yo le pedía a los pájaros que te abrieran los labios descarnados.

Hubo un incendio y te negaste a salir, e indemne hoy todavía no lo entiendo.
Ya llevas la muerte marcada en tus encías retraídas, yo llevo una vela encendida
quemándome los pies desnudos.

La cera a gotitas, para no dormirnos, para no perdernos.
El trino, equivalente a cociente periódico y que era más una red para peces
que un imán, sigue intentándolo. Revertir la infinidad.

Atravesamos las pesadillas montados en la urraca de Flip y por la mañana
el rey Morfeo pasaba un trapo inmediatamente, sin que yo me diera cuenta.

Una corona de flores (¿augurio de muerte?) se propagó por la casa y las ventanas
empezaron a encontrarse siempre abiertas.
¿Quién traduciría mis sueños?
Frugal, pero los sueños como vorágines en ocho.
Si la noche es tan real como el día, ¿quién se atreverá a acompañarnos?

viernes, 16 de marzo de 2018

Medea



De peores hemos salido, nos agujerearon las orejas.
La cerveza se bebe muy fría, más aún si estás lejos de casa- soledad y emigración se engarzan demasiadas veces.
Nos llenaron los conductos auditivos de hojas de acebo, a nosotras, que lo que entraba por un oído nos salía por el otro- convertido en mariposas.



Yo, en mi nombre y en el de nadie más, crío polillas debajo de la cama, porque ahora vivo de la noche. Oigo a las comadrejas royendo el relleno de los cojines, en el salón, donde la luz que arde ahuyenta a mi prole: pero no a mí, que todavía duermo con una pantera a cada costado.

sábado, 20 de enero de 2018

Cepos




Cepo I


El café escupe a quemar, la luz irrumpidora de la nieve
 riega la cocina.
Posparto.
Hay un mar, y mares sin fondo en mi cuerpo.
Los azulejos blancos me persiguen.

Hay una luz y un terror, y ya no hay lucha como vía,
todo es lucha, revolviéndose.
Me encontró y se reía de mí, pero quién te creías que eras.
¿Por qué no dejas de luchar contra tu esencia?
Pero no me convenció.

Cepo II

Te he visto a ti, y la he visto a él/ella,
no me importa vuestro género, sexo:
ha sido como sumergir mis ojos abiertos
en una catarata.

Quiero seguir llorando
cuando crean que no toque,
que me sigan grabando tatuajes indelebles
las carnes vivas de otros semejantes.

Puede ser que ahora mis pies
toquen el suelo cuando suenen las alarmas.
Ya no es sumisión.
Sube una cima
y se sacude todas las victorias.

Cepo III

Quién va a caer,
si no tiene almohadillas en las palmas de las manos.
Quiere destrozarte con las mandíbulas de recién convertida,
los dientes pequeños alineados con ortodoncia...
¿Qué piensan que pueden morder?

Yo traigo manos que no trabajaron,
aguantando grietas y racimos de acequias sin agua,
¿es una predicción?

¿Por qué traigo las manos llenas de una tierra que no labré?