sábado, 26 de noviembre de 2016

Línea 2 Metro Ligero

                                                  
En qué piensa la gente, tan seria, tan agotada, cuando no mira el móvil, ni lee ni escucha música, y tan solo están ahí, sin centrar su atención en algo, sin prestar atención a nada.

 

 

 

 

Cara de muñeca atravesada,

las comisuras como un puente colgante

y quebradizo,

como una acuarela violeta y ocre,

tu piel aún sumida en el sueño.

Tus ojos tempranos, absurdamente

grandes y límpidos,

miran el suelo estrellado

del vagón de metal.

Qué escuchas tras los cascos

que te aíslan de la semana amenazante.

 

Tu barbilla apenas tiembla

anotando un ritmo,

pero sé que esa vibración

de tus dedos diminutos,

es para mí imperecedera.

 

 Bajas la cabeza,

como si un peso indescriptible

se amoldara a tu cuello y cráneo,

y no sé si estamos hablando

de una aflicción como equipaje

o tan sólo de restos

de sueño acumulado .

 

Qué buscas cuando ascienden tus pestañas,

cuando diriges el foco de tus ojos

como botones vidriosos, al cielo.

Qué estás mirando

con toda la energía

de tus nervios a medio arrancar.

Qué duda insaciable

intentas aclarar

con toda la humedad de tus globos oculares.

 

Casa de Campo a ambos lados,

y tú ves lo que otros no ven,

tú estás, donde otros no llegan,

pues no te fijarás ahora;

en los empujones y vaivenes del vagón

en el anuncio de la próxima parada

en el olor a multitud de la hora punta.

 

Has silenciado conscientemente

los cinco sentidos que te atan a la tierra.