viernes, 16 de marzo de 2018

Medea



De peores hemos salido, nos agujerearon las orejas.
La cerveza se bebe muy fría, más aún si estás lejos de casa- soledad y emigración se engarzan demasiadas veces.
Nos llenaron los conductos auditivos de hojas de acebo, a nosotras, que lo que entraba por un oído nos salía por el otro- convertido en mariposas.



Yo, en mi nombre y en el de nadie más, crío polillas debajo de la cama, porque ahora vivo de la noche. Oigo a las comadrejas royendo el relleno de los cojines, en el salón, donde la luz que arde ahuyenta a mi prole: pero no a mí, que todavía duermo con una pantera a cada costado.

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