sábado, 20 de enero de 2018

Cepos




Cepo I


El café escupe a quemar, la luz irrumpidora de la nieve
 riega la cocina.
Posparto.
Hay un mar, y mares sin fondo en mi cuerpo.
Los azulejos blancos me persiguen.

Hay una luz y un terror, y ya no hay lucha como vía,
todo es lucha, revolviéndose.
Me encontró y se reía de mí, pero quién te creías que eras.
¿Por qué no dejas de luchar contra tu esencia?
Pero no me convenció.

Cepo II

Te he visto a ti, y la he visto a él/ella,
no me importa vuestro género, sexo:
ha sido como sumergir mis ojos abiertos
en una catarata.

Quiero seguir llorando
cuando crean que no toque,
que me sigan grabando tatuajes indelebles
las carnes vivas de otros semejantes.

Puede ser que ahora mis pies
toquen el suelo cuando suenen las alarmas.
Ya no es sumisión.
Sube una cima
y se sacude todas las victorias.

Cepo III

Quién va a caer,
si no tiene almohadillas en las palmas de las manos.
Quiere destrozarte con las mandíbulas de recién convertida,
los dientes pequeños alineados con ortodoncia...
¿Qué piensan que pueden morder?

Yo traigo manos que no trabajaron,
aguantando grietas y racimos de acequias sin agua,
¿es una predicción?

¿Por qué traigo las manos llenas de una tierra que no labré?

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